¿No te cansas de leerme? No,
no me canso, porque en cada gesto, en cada movimiento, en cada expresión, en
cada mirada y en cada palabra, te contemplo, sin poderte nunca interpretar. Y
si no puedo hacerlo, es porque no hay ningún extraño ser detrás de tu rostro,
ningún espíritu debajo de tu piel. No me canso de leerte, porque solo leyéndote
puedo ver quién eres, y desear que mi cuerpo este cerca del tuyo, pues no hay
ninguna palabra, ninguna imagen y ningún recuerdo capaz de suplir tu ausencia.
¿Cuántas
veces pedí no ser separado de ti, solo para darme cuenta de que no había nadie que
respondiera a mi demanda? Y ¿Cuántas otras pensé que te tenía a mi lado, cuando
en realidad solo se trataba de palabras que intentaban inútilmente llenar el
hueco que dejas cuando no estás? ¿En cuántas ocasiones malgasté mi tiempo
esperando encontrar un profundo misterio bajo tu apariencia, un enigma
encriptado en tus labios, solo para encontrar un vacío, que no hacía sino reflejar
mis más profundos e insaciables deseos?
¿Qué
es lo que quieres de mí? Te interrogué angustiado, y tú, como siempre, me
respondiste con otra pregunta ¿Qué podría querer de ti? Y es que tú lo sabías
mejor que yo, que no hay ningún misterio detrás de mi rostro, ningún plan
maestro oculto en mi historia, ningún espíritu enigmático en mis entrañas. Simplemente soy, soy lo que soy y lo que otros
han hecho conmigo, y así has decidido tenderme la mano y caminar a mi lado. Por
eso no me canso de leerte, porque cada que te leo me recuerdas que es posible
amar sin esperar otra cosa que el amor mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario